miércoles, 25 de enero de 2012

Respirar...

Y asi poder decir que he salido a flote, que he superado mi propio naufragio. Y dejar de pensar que el agua me llegaba al cuello porque tenía vocación de ahogada. "Un barco demasiado pequeño para el mar". Sin embargo, la profundidad del mar depende de los pies, de los pasos que esté uno dispuesto a dar hacia dentro.

 Puede que haya estado en lo más profundo y que el agua me llegara hasta el cuello. Pero he aprendido a nadar.

Ausencia

Hubo un tiempo en que tu ausencia me pesaba en los brazos, me dolía en los labios. Necesitaba que me explicaras por qué sentía un hueco dentro, un agujero grande y oscuro. Tu ausencia fue el primer dolor que no pude reconocer.
 Ahora solo nos queda el presente, pero es tan corto que no da tiempo a mejorarlo, por eso me gustaría no dejar de escribir esta carta, porque mientras me lees estoy contigo.