lunes, 26 de septiembre de 2011

Lo que era madrugada, sueño, terciopelo negro, cayó al vacío convertido en gajos, en sirenas que gritaban como asteroides dando a luz, en graznidos de aves saladas que traían la profundidas de lmar en su anuncio, en alaridos que asustaban no por inhumanos, sino por demasiado humanos.
En el piso 2, no hay tiempo para nada. Me moví ráìdo y sin sentimientos. Algo me decía que tenía que llegar hata las escaleras y que tenía una sola oportunidad.
No tuve miedo, todo lo contrario. Hacía las cosas como con desinterés... En ese instante daba la apariencia de un montaje obvio de película clase B: ni era un montaje, ni se trato de una película.
Marcelo Bielsa

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